El 60%, el color predominante: este es el tono que se debe aplicar en las paredes, el techo y/o el suelo. Suelen escogerse colores claros y frescos, que ayuden a crear luminosidad en el espacio como así también a resaltar otros colores. Las gamas de los blancos y marrones claros son algunas de las más utilizadas. En el caso de nuestro ejemplo, el tono escogido para el 60% es de la gama de los arena como por ejemplo el Solaria SW 6688 o Funky Yellow SW 6913.
El 30%, el color secundario: este tono tiene que ser el color elegido para los muebles, alguna pared o ciertas áreas destacadas del suelo. En este punto las opciones son más variadas. De hecho, se puede utilizar casi cualquier color, siempre y cuando no sea fuerte, como pueden ser los grises o los tonos pastel. En nuestro ejemplo hemos elegido el gris para el sofá y la alfombra. Algunos tonos de la paleta de Sherwin-Williams que pueden funcionar en el ambiente propuesto son Popular Gray SW 6071 o Perfect Greige SW 6073.
El 10%, el color estrella: se trata de la tonalidad que se quiere resaltar. Debe utilizarse para los complementos o detalles como los marcos, cuadros, almohadones, libros, objetos decorativos, textiles, etc. Aquí se puede hacer uso de cualquier tono suave o fuerte, porque la intención es que esos objetos llamen la atención pero sin sobrecargar el ambiente. En nuestro ejemplo este color estrella es el coral que se puede ver en detalles y en los sillones de madera (algunas opciones de la paleta de Sherwin-Williams son el Coral Reef SW 6606 y el Begonia SW 6599).